a casita que hace frío
En estos días de frío se nota la calidad de las edificaciones de esta zona del levante, pronto pasará esta ola polar y nos olvidaremos hasta el verano, cuando el calor vuelva a agobiarnos, en otros lugares está siendo mucho más acusado. Podría extenderme largo y tendido sobre calidades en las obras, sobre la pérdida de valor de la sabiduría tradicional de nuestra arquitectura, tal vez en otra ocasión. Ahora simplemente trataré de dar algunas opciones para mejorar la habitabilidad de nuestras casas. No es difícil edificar en esta zona viviendas que no necesiten aire acondicionado en verano o calefacción en invierno, es la base de la bioconstrucción, el criterio general de nuestras obras.
Pero los mismos conceptos aplicados para obra nueva sirven para mejorar la calidad de vida en las casas ya construidas y reducir el consumo de energía significativamente. Dentro de éstos la “Climatización Pasiva” es el conjunto de conocimientos, técnicas y soluciones arquitectónicas encaminadas a mejorar el confort y la habitabilidad de las casas sin consumo energético externo. Se basa tanto en la recuperación de la sabiduría tradicional como en la utilización de sistemas de alta eficiencia, ambos basados en el uso de materiales naturales y el ahorro de energía.
Introducida la temática, ¿qué puedo hacer yo en mi casa?,
Partiendo de la idea de una casa ya construida, entraremos en proponer algunas soluciones, cuyo coste variará según el grado de intervención, pero que puede suponer un aumento sustancial de la calidad y cuidado interno y externo.
Comencemos con los distintos problemas:
Humedad.
Humedad por la transpiración. Casa persona emite una cantidad importante de vapor de agua, cuando este vapor entra en contacto con paredes o zonas frías: cristales de ventanas y balconeras se condensa y forma humedades. Esto es apreciable en algunas paredes, especialmente las ubicadas al norte.
En bioconstrucción se ejecutan los muros para que permitan la transpiración y por tanto la regulación-eliminación de este humedad: lucidos con cal hidraúlica, aérea y pinturas naturales que permiten la transpiración. Esto no ocurre con el lucido de hormigón portland y las pinturas plásticas habituales. Soluciones sin reformas para eliminar estos acabados tan nocivos no hay, una ventilación constante ayuda, pero no es suficiente.
Respecto a los cerramientos, ventanas y balconeras exteriores, queda mejorar la calidad de estos elementos. A precios razonables ya tenemos ventanas, con tres y cuatro juntas de estanqueidad, rotura de puente térmico, cristales tricapa, son de uso corriente en otros países, aquí la normativa europea nos obligará a cambiar las calidades sobre el 2021, hasta entonces… Si además se fabrican con madera de procedencia controlada y de tratan con lasures de calidad (su mantenimiento está garantizado por 10 años) no nos arrepentiremos. El aluminio y por supuesto el PVC no son opciones admisibles. La huella ecológica del aluminio es tremenda, pero peor considero el PVC, ya que en caso de incendio, simplemente, mata. En países como USA que lo vienen usando profusamente, el 80 % de los muertos por incendio son debidos a la inhalación de los gases de la combustión de PVC.
En casas unifamiliares independientes, tenemos más posibilidades, hay dos opciones que mejoran este problema: doblar muros exteriores y aislarlos convenientemente o insuflar celulosa en aquellos muros que tengan cámara de aire.
Las famosas fachadas ventiladas tienen ese origen conceptual. Hay que cuidar los productos del mercado con los que se está trabajando. Se empezó con piedras naturales, dando calidad, duración y cierta mejoría a la habitabilidad, pero ahora vale casi todo. Si se usan productos totalmente estancos como vidrio y otros materiales sintéticos, convertimos nuestra casa en un edificio enfermo, ya que no transpira y lo cierra herméticamente.
Una solución económica con un rendimiento moderado es una buen enredadera en la pared de la zona norte, siempre y cuando sean paredes de tapial.
Frío-Calor
Las mismas soluciones mejoran los dos problemas. La solución posible y sana pasa por aislar convenientemente. Las opciones expuestas para evitar humedades sireven para asilar los muros exteriores. Si hay cámara se puede insuflar aislantes ecológicos -el más barato es la celulosa-, por favor, evite totalmente los poliuretanos, además de su nefasta huella ecológica son muy dañinos para la salud. Si no hay cámara y se puede doblar, hay multitud de aislantes ecológicos: corcho natural, cáñamo, perlita, vermiculita, derivados de madera con distintas densidades. No son fáciles de encontrar pero para eso estamos los bioconstructores.
Especial atención pondremos al tejado. La estructura convencional más usada en esta zona, forjado de hormigón con teja amorterada, en el mejor de los casos con una pequeña capa de aislante sintético, normalmente poliespán, simplemente convierte las últimas plantas en un cocedero en verano y un congelador en invierno. Es una vergüenza generalizada, que no deja de sorprender a los residentes extranjeros o de regiones más al norte, habituados a una calidad constructiva mucho mayor. Esta dejadez se ha solucionado con la instalación masiva de equipos de aire acondicionado.
Os proponemos reformar los tejados con cubiertas ligeras y ventiladas. Aislar el hormigón, es de las pocas opciones, la mejor por supuesto sería eliminarlo de las cubiertas.
Por lo tanto, aislar la cubierta es básico y, si se puede, construir una cámara ventilada y convenientemente aislada, lo que volvería a hacer habitables esas buhardillas o últimos pisos tan sufridos.
Estas propuestas, al tratarse de reconstruir elementos importantes, no son baratas para obras acabadas, pero no tienen un exceso de sobrecoste sobre obra nueva.
Las terrazas también se pueden aislar y con muchos menos problemas. Basta una capa aislante de corcho y una capa de compresión de cal hidráulica. Los resultados son tan sorprendentes que después de muchos años de ejecutarlos me sigue sorprendiendo porque no está generalizada su utilización.
Una idea barata para aquellas últimas plantas sobre terrazas para mejorar en verano la habitabilidad, se pueden colocar en la terraza, sujetándolas con piedras o tejas, esas esterillas de playa que son de caña por un lado y por el otro de papel de aluminio reflectante. Si se colocan con la parte metálica hacia arriba(reflectará el sol) bajando unos pocos grados el calor en el interior, no es mucho pero nos ha supuesto en la zona de Altea, la posibilidad de habitar unas estancias sin tener que recurrir obligatoriamente al aire acondicionado. Para aquellas habitaciones que fueron antiguos garajes o talleres es una posibilidad puntual muy económica.
Para protegerse del calor deben recuperarse valores perdidos como los patios interiores con abundante vegetación, abiertos al exterior. Los jardines zen tan de moda tienen un componente estético pero no han sabido recoger la sabiduría nipona del tratamiento de la vegetación como fuente de regeneración y refresco.
Por otra parte, nuestros porches en la pared sur son fundamentales, cuanta más protegida de la insolación está la pared sur, mejor, deben recuperarse. Sombra, parras, geranios, murcianas, que bonitos recuerdos…
Otro valor a recuperar, fundamental para la calidad de nuestras casas es mantener el concepto de ventilación cruzada, los brisas refrescantes tienen la orientación mar-montaña, dejemos esas corrientes que nos barran la casa. Los antiguos lo tenían claro: puerta de entrada abierta con su persiana que dejaba entrar la brisa y corría hasta el patio interior al fondo de la vivienda se creaba una corriente que permitía una calidad de vida muy superior a lo que actualmente se diseña.
Una última sugerencia, actuar sobre los elementos de ventilación: respiraderos de cuarto de baño, cocina y chimeneas no utilizadas, se contabiliza hasta un 20% de pérdidas de calefacción por estos elementos.
Las casas son nuestra tercera piel, necesitamos que sean sanas, sentirnos bien, que nos protejan…
Un cordial saludo
Vicent Peiró